Novena a Jesús Misericordioso

Para comenzar a rezar el Viernes Santo

Imploremos la Misericordia de Jesús para toda la humanidad, en especial los pecadores.

Oh Jesús Misericordioso, Tus principales actividades son la justicia y la misericordia, no mires nuestros pecados, sino la confianza que tenemos en Tu infinita liberalidad y bondad.
Bajo la protección de Tu misericordioso Corazón tómanos a todos y no rechaces a ninguno. Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad.
Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de misericordia a toda la humanidad y, en especial, a Tus pobres hijos pecadores, cuya única confianza está puesta en el Corazón misericordioso de Tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo. Por los méritos de su dolorosa Pasión, derrama sobre nosotros tu misericordia, a fin de que glorifiquemos tu bondad y tu omnipotencia por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: Tito cap. 2, vers. 11 al 14.
Rezamos: Ven Señor a confortarnos, ven a ser nuestra salud. Ven gran Rey a liberarnos de tan dura esclavitud.

Roguemos por los ordenados, obispos, presbíteros y diáconos.

Oh Jesús Misericordioso, fuente de todo bien, acrecienta la gracia en Tus ministros ordenados, para que puedan cumplir con decoro y con fruto sus deberes en Tu viña. Haz que ellos, con la palabra y el ejemplo, conduzcan a todos los hombres a confiar en Tu misericordia. Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad.
Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de misericordia a los que trabajan en Tu viña, los ministros ordenados que son objeto de la predilección de Tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo.
Con la fuerza de Tu bendición protégelos y concédeles Tu luz, para que llenos de celo guíen al pueblo cristiano por el camino de la salvación y glorifiquen Tu misericordia por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: Hebreos cap. 9, vers. 24 al 28.
Rezamos: Ven Señor, dános Tu paz. Tu pueblo ansioso clama a Ti: Socórrenos, ¡no tardes más!

Roguemos por todos los fieles: consagrados y laicos.

Oh Jesús Misericordioso, que derramas sobre todos los hombres los dones que proceden del tesoro de misericordia, recibe a todos los bautizados, consagrados y laicos, bajo la protección de Tu Corazón misericordioso y no rechaces a ninguno.
Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad.
Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de misericordia a Tus fieles, consagrados y laicos, y por la santísima Muerte y Resurrección de tu Hijo, dales Tu bendición.
Haz que se mantengan siempre en Tu amor y en la fe y juntamente con la Santísima Virgen María y todos los ángeles y santos exalten Tu misericordia por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: Hebreos cap. 10, vers. 10 al 25.
Rezamos: Ven, sube a la Montaña a recibir la Ley del Reino: ¡Jesús quiere grabarla sobre tu corazón!

Roguemos por los que no conocen la Misericordia de Dios.

Oh Jesús Misericordioso, luz del mundo, recibe a todos los que todavía no Te conocen bajo la protección de Tu Corazón misericordioso y no rechaces a ningún hombre de buena voluntad. Haz que la Gracia de Tu Espíritu Santo los ilumine para que conozcan el misterio de Tu amor y Tu Voluntad de salvación.
Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad.
Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de misericordia a los que aún no conocen el Corazón misericordioso de Tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo.
Con la luz del santo Evangelio, ilumina los corazones de los que no Te conocen, a fin de que comprendan la felicidad a que los llamas y exalten Tu justicia por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: Lucas cap. 1, vers. 39 al 45.
Rezamos: "Yo Soy el retoño y el descendiente de David, el lucero radiante del alba. Sí, pronto vendré."
Amén.
Ven Señor Jesús.

Roguemos por todos los cristianos.

Oh Jesús Misericordioso, que Eres la misma bondad y no rehúsas Tu luz a quien confiando en Ti la implora, toma bajo la protección de Tu Corazón misericordioso a los otros cristianos, que han sido justificados en el Bautismo por la fe, están incorporados a Ti, se honran con el nombre de cristianos y los reconocemos como hermanos; y atráenos por la Gracia del Espíritu Santo al seno de la única Iglesia que fundaste, para que todos juntos exaltemos Tu liberalidad por toda la eternidad.
Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad.
Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de misericordia a los demás cristianos. Recuerda la Pasión de Tu Hijo, durante la cual con fervor Te pedía Que todos sean uno (Juan 17,12).
Haz que volvamos pronto a la santa unidad, para que juntos glorifiquemos Tu justicia por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: Lucas cap. 1, vers. 46 al 55.
Rezamos: Mi alma glorifica al Señor mi Dios, gózase mi espíritu en mi Salvador: él es mi alegría, es mi plenitud. él es todo para mí.

Roguemos por los niños y los que están en el camino de la infancia espiritual.

Oh Jesús Misericordioso, que dijiste: Aprendan de Mí, que Soy manso y humilde de Corazón, recibe a los niños y a los mansos y humildes bajo la protección de Tu Corazón misericordioso. Haz que permanezcan firmes en Tu corazón y florezcan alegres en el Cielo.
Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad. Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de misericordia a los niños y a los mansos y humildes, que son semejantes a Tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo.
Haz que crezcan en las virtudes y las extiendan por el mundo a fin de que gocen de Tu felicidad por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: Lucas cap. 2, vers. 8 al 15.
Rezamos: Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Roguemos por los que confían en Tu Misericordia y difunden el Evangelio.

Oh Jesús Misericordioso, que manifiestas Tu amor y Tu compasión, toma bajo la protección de Tu corazón a los que se dedican a difundir las maravillas de Tu justicia y Tu misericordia.
Asiste a los que sacan su fuerza de Tu Gracia y se unen a Ti en el dolor y la prueba, para completar en su carne lo que falta a Tu Pasión.
Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad.
Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de bondad a quienes imitan el Corazón misericordioso de Tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo. Llenos de confianza recurren a Ti a favor de sus hermanos pecadores. Protégelos en la hora de la muerte, a fin de que lleguen a glorificar Tu bondad por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: 2 Corintios cap. 8, vers. 13 al 15.
Rezamos: Dios es fiel y de gran misericordia, libra al pueblo de toda esclavitud: Su Palabra resuena en los profetas reclamando el bien y la salud.

Roguemos por las almas del Purgatorio.

Oh Jesús Misericordioso, que dijiste: Sean misericordiosos como Mi Padre celestial, toma bajo Tu protección a las almas del Purgatorio. Que los méritos de Tu Muerte y Resurrección apresuren la hora en que puedan alabarte en el Cielo.
Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad. Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de misericordia a las almas del Purgatorio y mitiga sus penas por la obra salvadora de Tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo.
Pon Tu santa justicia por la que salvas y perdonas al pecador, asiste a las almas por las que intercedemos, a fin de que lleguen a glorificar Tu Misericordia por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: Mateo cap. 23, vers. 8 al 12.
Rezamos: "Yo no He venido a ser servido, Yo Soy siempre servidor: mi vida entrego por ustedes, mayor prueba de Mi amor."

Roguemos por los cristianos tibios que viven una vida rutinaria y estancada.

Oh Jesús Misericordioso, modelo de generosidad, recibe a los cristianos tibios bajo Tu protección. Que puedan llenarse del fuego de Tu amor para anunciar el Evangelio a toda creatura y apresurar la venida de Tu Reino.
Te lo rogamos a Ti que vives unido al Padre y al Espíritu Santo en la unidad de la santa, inescrutable y amorosa Trinidad.
Y Tú, Padre Eterno, mira con ojos de misericordia a los cristianos frágiles y tibios; e inflámalos con la fuerza del Corazón de Tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo.
Impúlsalos a las obras de misericordia corporales y espirituales, para que se llenen de una nueva responsabilidad por el Reino de Justicia y de Paz y puedan exaltar Tu Misericordia por los siglos de los siglos.
Amén.

Leemos: Romanos cap. 8, vers. 26 y 27.
Rezamos: Jesús Misericordioso,
amor del Padre hecho perdón,
Jesús Misericordioso,
que llegue a Ti nuestra oración.

Novena a Santa Faustina

La confianza

Pidamos tener plena confianza en la infinita Misericordia de Dios y en Su profundo Amor.

Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la esperanza. Sólo él es mi roca salvadora, él es mi baluarte: nunca vacilaré.
Confíen en Dios constantemente, ustedes, que son su pueblo; desahoguen en él su corazón, porque Dios es nuestro refugio.


Palabra de Dios.
Sal. 61, 6-7;9

Reflexiones del diario de Santa Faustina:

"Pinta una imagen según el modelo que ves y firma: Jesús en Vos confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero."
N° 47

No comprendo, cómo es posible no tener confianza en Aquel que lo puede todo; con él todo y sin él nada. él, el Señor, no permitirá ni dejará que queden confundidos aquellos que han puesto en él toda su confianza.
N° 358

Jesús me dijo estas palabras: "Hija Mía, no tengas miedo de nada, Yo estoy siempre contigo; cualquier adversario te puede hacer daño solamente si Yo se lo permito. Tú eres Mi morada y Mi estable descanso, por tu detengo la mano castigadora, por ti bendigo la tierra."
N° 431

"Las gracias de Mi misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son Mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de Mis gracias. Me alegro de que pidan mucho, porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo. Me pongo triste, en cambio, si las almas piden poco, estrechan sus corazones."
N° 1578

Los enfermos

Pedimos por nuestros hermanos enfermos.

Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba. En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y Le rogaban que los dejaran tocar tan sólo los flecos de Su manto, y los que Lo tocaban quedaban curados.

Palabra del Señor
Mc. 6, 54-56

Reflexiones del diario de Santa Faustina:

Oh Jesús mío, sostenme cuando vengan los días difíciles y nublados, los días de las pruebas, cuando el sufrimiento y el cansancio empiecen a oprimir mi cuerpo y mi alma. Sostenme Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos. Pon una centinela a mis labios para que no salga ni una sola palabra de queja ante las criaturas. Toda mi esperanza es Tu Corazón misericordiosísimo, no tengo nada en mi defensa, sólo Tu Misericordia, en ella toda mi confianza.
N° 1065

Al entrar en mi soledad, oí estas palabras:
"Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón.
Cuando cerca del agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la Dolorosa Pasión de Mi Hijo."

N° 811

Gracias, Señor, por el sacramento de la unción, que me fortificará en los últimos momentos para luchar y me ayudará a salvarme, y dará fuerzas al alma para que podamos gozar eternamente.
N° 1286

Los pobres

Pidamos ser caritativos con nuestros hermanos hambrientos, sedientos y desnudos.

Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha:
"Vengan, benditos de Mi Padre y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comiendo del mundo, porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver."
Los justos Le responderán:
"Señor, ¿cuándo Te vimos hambriento, y Te dimos de comer; sediento, y Te dimos de beber?¿Cuándo Te vimos de paso, y Te alojamos; desnudo, y Te vestimos?¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?"
Y el Rey les responderá:"Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de Mis hermanos, lo hicieron Conmigo."


Palabra del Señor
Mc. 25, 34-40

Reflexión del diario de Santa Faustina:

Deseo transformarme toda en Tu musericordia y ser un vivo reflejo de Ti, Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir, Su insondable misericordia pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.
Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos, sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.
Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio.
Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.
Ayúdame, Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús.
Soportaré mis propios sufrimientos en silencio.
Que Tu misericordia, Señor mío, repose dentro de mí.

N° 163

Los desorientados

Pidamos que Jesús, con su infinita sabiduría, nos muestre cómo aconsejar a los desorientados y enseñar a los que no saben.

Jesús dijo a sus discípulos:
"Hay entre ustedes, algunos que no creen."
En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó:
"Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede."
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce:
"¿También ustedes quieren irse?"
Simón Pedro respondió:
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida Eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que Eres el Santo de Dios.


Palabra del Señor
Jn. 6, 64-69

Reflexión del diario de Santa Faustina:

"...Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mi. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.
Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo:
La primera: la acción; la segunda: la plabra, y la tercera: la oración.
En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mi... porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil.

N° 742

Los afligidos

Pidamos tener un corazón sencillo y humilde, lleno de amor y paciencia para consolar a los afligidos, corregir a los que se equivocan y cuidar a los que están a nuestro cargo.

"Vengan a Mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes Mi yugo y aprendan de Mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y Mi carga liviana."


Palabra del Señor
Mt. 11, 28-30

Reflexión del diario de Santa Faustina:

Jesús, Tú eres tan pequeño, pero yo sé que Tú eres mi Creador y Señor. Y Jesús me contestó: "Lo Soy y trato contigo como un niño para enseñarte la humildad y la sencillez."
N° 184

Comprendo Tus palabras, Señor, y la grandeza de la misericordia que ha de resplandecer en mi alma. Jesús dijo: "Sé, hija Mía, que lo comprendes y haces todo lo que está en tu poder, pero escríbelo para muchas almas que a veces se afligen por no tener bienes materiales, para practicar con ellos la misericordia. Sin embargo, el mérito mucho más grande lo tiene misericordia espiritual que no necesita ni autorización ni granero siendo accesible a cualquier alma.
Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá Mi misericordia en el día del Juicio. Si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticipará Mi juicio."

N° 1317

"No te abismes en tu miseria, eres demasiado débil para hablar; mira mas bien Mi Corazón lleno de bondad, absorbe Mis sentimientos y procura la dulzura y la humildad. Sé misericordiosa con los demás como Yo Soy misericordioso contigo y cuando adviertas que tus fuerzas se debilitan, ven a la Fuente de la Misericordia y fortalece tu alma, y no pararás en el camino."
N° 1486

Los difuntos

Roguemos por nuestro difuntos.

Jesús dijo:
"Yo Soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque muera, vivirá y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás."


Palabra del Señor
Jn. 11, 25-26

Luego escuché una voz que me ordenaba desde el Cielo:
"Escribe: ¡Felices los que mueren en el Señor! Sí -dice el Espíritu- de ahora en adelante, ellos pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan."


Palabra del Señor
Ap. 14, 13

Reflexión del diario de Santa Faustina:

En la víspera del día de los difuntos, cuando al atardecer fui al cementerio que estaba cerrado, entreabrí un poco la puerta y dije: Si desean, queridas almas, alguna cosa, la haré con gusto, dentro de lo que me permite la regla. Entonces, oí estas palabras: Cumple la Voluntad de Dios. Nosotras somos felices en la medida que hemos cumplido la Volundad de Dios. Por la noche aquellas almas vinieron y me rogaron orar; recé mucho por ellas.
Promesa del Señor:
"A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en la vida y especialmente a la hora de la muerte."
N° 754

¡Oh Jesús Misericordioso, tendido sobre la cruz, ten presente la hora de nuestra muerte!¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús, abierto con una lanza, protégeme a la hora de muerte!¡Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente insondable de misericordia pra mí en la hora de mi muerte!¡Oh Jesús agonizante, Reh´en de la misericordia, apacigua la Ira Divina en la hora de mi muerte!

N° 813

El perdón

Pidamos tener un corazón misericordioso como el de Jesús para saber perdonar las ofensas.

Jesús dijo:
"Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados;
no condenen y no serán condenados;
perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará.
Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes."


Palabra del Señor
Lc. 6,36-38

Reflexión del diario de Santa Faustina:

"Hija Mía, en esta meditación considera el amor al prójimo: ¿Es Mi amor lo que te guía en el amor al prójimo?, ¿rezas por los enemigos?, ¿deseas el bien a quienes te han entristecido o te han ofendido de cualquier modo? Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a Mi Mismo."
N° 1768

Una vez, oí estas palabras: "Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía... El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, auqneu sus pecados sean como escarlata... Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia."
N° 699

La luz

Supliquemos a Jesús Misericordioso, Luz del Mundo, que siga iluminando nuestros hogares y que nos ayude a que no se apague la luz de nuestra fe.

Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo:
"Yo Soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida."

Jn. 8, 12

"Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y, no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el Cielo."

Palabra del Señor
Mt. 5, 14-16

Reflexión del diario de Santa Faustina:

"Dices que unas tinieblas grandes cubren tu mente, pues, ¿por qué en tales momentos no vienes a Mi que Soy la luz y en un solo instante puedo infundir en tu alma tanta luz y tanto entendimiento de la santidad que no aprenderás a leer ningún libro ni ningún confeor es capaz de enseñar ni iluminar así un alma."
N° 1487

"Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas... Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios."
N° 299

"En Mis manos, las almas elegidas son las luces que arrojo en las tinieblas del mundo y lo ilumino. Como las estrellas iluminan la noche, así las almas elegidas iluminan la tierra y cuanto más perfecta es un alma, tanta más luz irradia en su torno y llega más lejos. Puede estar oculta y desconocida aún a las personas más cercanas, no obstante su santidad se refleja en las almas en los más lejanos confines del mundo."
N° 1601

El agradecimiento

Demos gracias a Jesús por Su inmenso amor, y por todo loque nos ha dado a lo largo de nuestras vidas.

¡Den gracias al Señor, porque es Bueno, porque es eterno Su amor!
Que lo diga el pueblo de Israel:
¡Es eterno Su amor!
Que lo diga la familia de Aarón:
¡Es eterno Su amor!
Que lo digan los que temen al Señor:
¡Es eterno Su amor!


Palabra de Dios
Sal. 117, 1-4

Reflexión del diario de Santa Faustina:

Jesús, Dios eterno, Te doy gracias por Tus innumerables gracias y bendiciones. Que cada latido en mi corazón sea un himno nuevo de agradecimiento a Ti, Dios. Que cada gota de mi sangre circule para Ti, Señor. Mi alma es todo un himno de adoración a Tu misericordia.
Te amo, Dios, por Ti Mismo.

N° 1794

Hoy el Señor me dijo: "Escribe, hija Mía, estas palabras: Todas las almas que adoren Mi misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi misericordia no experimentarán terror a la hora de la muerte.
Mi misericordia las protegerá en ese último combate..."

N° 1540